Frases impopulares (parte 1)

Que sabia es la naturaleza humana ¿eh? Aquí unos claros “no ejemplos”:

-El que mucho abarca que se ponga a dieta.

-El cliente siempre tiene la razón pero eso no quita que sea un gilipollas.

-En casa del herrero, cubertería gratis.

-A rey muerto, republicano dando el coñazo.

-Quien ríe el último es que ha cogido el chiste tarde.

-No por mucho madrugar abren las tiendas primero.

-Dime de que presumes que ya se te pasará la tontería.

-Tanto va el cántaro a la fuente que parece que vive allí.

-A quien madruga le jode hacerlo.

Cruzada



Alba atravesada por espinoso corazón

alza entre puños sus hojas,mientras,

suplica su error,sin ser razón, y

hereda el alma de música,mil flor.

Entre astas cristalinas

cerca el pecho al latido

por un corcel perla,un bálsamo divino.

Contrario al brote de guerra perdida y

retorno del honor herido

surge espada,cindel dorado,rota de sangre colmada.

En la quinta hora abraza la soledad del abatido un

exasperado lirio entrecortado.

Mira al sol,conoce su destino,ese Dios cruel consigo mismo

ahogando la esperanza del elegido.

El oculto

Todo el mundo ha sentido, en alguna ocasión, algún tipo de dolor físico, golpearse los dedos del pie con la pata de la cama en mitad de la noche, cortarse un dedo pelando una manzana o con un simple pisotón del gracioso de turno que quiere estrenar nuestro nuevo calzado. Esto es algo natural y del que nadie reniega, pero, todos sabemos que hay otro tipo de dolor ¿verdad?

¿Y por qué le llamamos así? Esa sensación de frustración combinada con unas gotas de decepción, bien removida con una buena cantidad de desilusión y en ocasiones aderezada con impotencia, da como resultado el cóctel más explosivo para nuestro corazón.

Los científicos lo simplifican como algo resultante de la combinación de reacciones químicas de nuestro cuerpo, al igual que el amor, pero nosotros lo elevamos a un plano mayor ¿cuál es la razón?  

Le damos mucha más importancia al dolor que no se ve pero que sabemos que esta ahí porque somos conscientes de ello. ¿Qué pasaría si este dolor fuera fugaz? En ocasiones lo es, pero tenemos miedo (mucho) a que sea demasiado persistente y acabemos sufriendo lo indecible.

Cualquier miedo es mucho más intenso si hay incertidumbre y eso hace que nuestro posible dolor interno se recrudezca.

Las palabras mágicas no existen, ni tampoco fórmulas milagrosas para hacer desaparecer de la faz de la tierra este tipo de sensación. Hay personas que prefieren callar otras escogen dejarlo “libre”. También hay individuos que personalizan el dolor ajeno, sufrir por otros, sentir ese quemazón a la vez que el de al lado “arde” por dentro, nunca es lo mismo, la solidaridad en estos casos no es más que un armazón para llevar esperanza al que sufre.

Este tipo de dolor es parte de la sensibilidad y en muchas ocasiones nos negamos a que esto se así pero sabemos que tarde o temprano llega y cuando esto sucede…..nadie esta al margen, nadie es invulnerable, nadie se queda “fuera”, y es lo que nos hace tan diferentes a la vez tan iguales, es lo que nos hace humanos.