martes, 13 de marzo de 2012

Flamígeras y octogenarias

La verdad de las cosas siempre me ha parecido relativa, depende mucho del cristal que te da la perspectiva (sobre todo de lo limpio que esté el susodicho), y de ahí nacen las diversas opiniones, válidas o no, pero opiniones al fin y al cabo.
Hoy en día creo, que se les da demasiada importancia. Argumentos disfrazados de perspectivas, me produce un leve cosquilleo que acaba en risa tonta.Un claro ejemplo lo encontramos en los ¿debates televisivos? Expresiones tales como "respeta mi opinión" (entre periodistas se traduce como: "tu información es diferente a la mía"), es merecedora de tener una estrella en el paseo de la fama de Hollywood.
¿Por qué no se puede criticar? ¿Por qué no se puede estar en desacuerdo? ¿Qué significa entonces debate?
El debate se construye desde perspectivas enfrentadas, ¿qué sentido tiene debatir cuando opino lo mismo que el contrario? ¿Es realmente debatir? Esto me recuerda a esos momentos en los que alguien te dice: "la mejor pareja es esa con la que tienes más cosas en común"......... Perdona querida, menudo coñazo.
Por supuesto hay que tener opiniones y disponer de diferentes miras, pero no ridiculicemos algo tan necesario (pero poco utilizado) como es la razón humana con expresiones falsas de educación dialéctica cuando somos capaces de arrasar  naciones enteras  (aquí entra en juego la sin razón), por tener cierto tipo de perspectivas.
Llamemos a las cosas por su nombre y tratemos a la gente por lo que muestran. Respeto, claro que sí, pero hay que saber dónde, cuándo, cómo y a quién.


3 comentarios:

Adolfo dijo...

No estoy de acuerdo, jojojojo.

Raquel Pérez dijo...

Adolfo, desde mi perspectiva discrepo contigo xD

Javier Fernández dijo...

Respetad mi opinión

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